Creo que ya se que es lo que me pasa, y aunque me cueste aceptarlo a veces es tan evidente.
Tengo un inmenso dolor de cabeza y lluvia en mis ojos y me cuesta, me cuesta tanto pedir lo que estoy necesitando.
Será que em acostumbré a valerme por mi misma, a no necesitar nada de nadie, a no pedir nada, a no recibir nada.
Hay ciertas ocasiones, en que se nos da la gana de recibir tantas caricias, tantos abrazos como manos hay alrededor del globo.
Es eso, que vengan todos a visitarme, me llenen de mimos y abrazos, me digan cuanto me quieren y eso.
Muy cursi soné.
Me doy asco, ja!
Pero me siento tan chiquita, tan indefensa, tan sola.
Y no es así, lo se.
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