viernes, 18 de julio de 2008

Llueve..

Bueno la verdad es que voy a empezar a escribir sin tener idea de donde voy a terminar. Suelen ser peligrosos ciertos cócteles: noticias, soledad, cansancio, música, ideas, anhelos, melancolía, tristeza, conjugados son letales. El caso es que la mente humana no se detiene los viernes por la noche tampoco. Estos días han sido difíciles, lo suficiente como para terminar la semana con esas depresiones instantáneas, que nos dejan paralizados, en el medio de la vía. Son esos límites que uno atraviesa, donde nada tiene que ver con nada, y el tierno aleteo de la mariposa destiñe los colores del amor, provoca la debacle. Tal vez mañana no sea todo así. Pero hoy es hoy. Y hoy están sangrando los luceros. Estamos en los tiempos de nostalgia, donde se añora el pasado, donde se quiere volver, allí, donde todo era más sencillo, y siempre había una mano amiga, donde se podía salir de cualquier pesadilla con una copa de ron. Copas, risas, excesos. Pero ya no. Ya no hay noches de insomnio divertidas, sino amargas concesiones de tristeza. Fue tan pronta su llegada, nunca se retrasa, siempre viene a poner fin a una sonrisa. Tal vez es cuando más armados de valor estamos, y de repente "¡cataplum!". No quiero redundar. Pero ciertamente he sentido como los días me han traído hasta aquí, y no esperaba esto, en honor a la verdad. Siento otra vez aquel nudo atravesando mi yugular. Y esta sensación de soledad convirtiéndose en mi único aliado. Espero deje de llover, porque cada vez presiento caer con más brutalidad.

jueves, 17 de julio de 2008

Puedo..

Puedo contarles mil historias inventadas
Y puedo repetir cantidad de veces como estoy,
Puedo apurar el “bien” en mi boca, y puedo sangrar un “mal” en la mirada
Puedo redundar, extrañar, caminar y respirar.
Puedo hablar sin parar, decir cosas sin sentido.
Puedo disfrazarme y volverme a desnudar.
Y puedo dejar de pensar.
Reírme puedo y mirar sin mirar.
Puedo seguir escribiendo sin cesar.
Puedo dormirme y jamás despertar.
Y puedo despertar para no dormirme más.
Puedo simular que ya no espero.
Disimular que ya no quiero.
Puedo también gritar que no es así.
Puedo un si, y puedo un no.
Me puedo equivocar, y de una vez puedo acertar.
Puedo correr en cámara lenta.
Puedo ver las luces de la noche y sentir que todavía es de día.
Y ver los rayos del sol sediento y sentir el nocturno sobre mí.
Puedo más de lo que creo y no creo en nada.

_____________________________________ jim*




(escrito el 26 de septiembre de 2007)