miércoles, 6 de octubre de 2010

Revuelta Pesimista

Un día te despertas, y te das cuenta de todo.
No se puede soñar, ni despierto ni dormido.
Hoy estas y mañana te vas.
Solo.
Así venimos, así nos vamos.
Se llenan nuestros días de cosas,
siempre más malas que buenas.



MARÍA: (MIRÁNDOLA CON ESPANTO). ¡Oh! ¡Déjeme, váyase, y déjeme!
MARTA: Voy a dejarla, sí, y para mí también será un alivio: a duras penas soporto su amor y sus lágrimas.
Pero no puedo morir dejándola convencida de que tiene razón, de que el amor no es en vano, y de que esto
es un accidente. Porque ahora estamos dentro de la normalidad. Hay que convencerse.
MARÍA: ¿Qué normalidad?
MARTA: Ésa en la que nadie es reconocida nunca.
MARÍA: (ENAJENADA) Qué me importa, casi no la entiendo. Mi corazón está desgarrado. Sólo le importa
aquel a quien usted mató.
MARTA: (CON VIOLENCIA). ¡Cállese! No quiero oír hablar más de él, lo detesto. Ya no es nada para usted.
Entró en la amarga morada donde el hombre queda exiliado para siempre. ¡Imbécil! Tiene lo que quería,
encontró a la que buscaba. Ya estamos todos dentro de la normalidad. Comprenda que ni para él ni para
nosotros, ni en la vida ni en la muerte, hay patria sin paz. (CON UNA RISA DESPRECIATIVA.) Porque no se
puede llamar patria. ¿Verdad?, a esa tierra densa, privada de luz, donde seremos alimento de animales
ciegos.-

El Malentendido - Albert Camus.



HOY SI QUE ME CAGO EN TODO.

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