martes, 7 de octubre de 2008

Instrucciones para dar cuerda al reloj

Julio Cortázar


Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.


Instrucciones para dar cuerda al reloj

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

2 comentarios:

Nano dijo...

"Si no sacudes al tiempo ni un intento queda en vos"

León Gieco.

No conocia el cuento, muy bueno! Muy cierto!

Creo que como dice León, hay que sacudirlo, hay que exprimirlo. Y como digo yo, hay que olvidarlo. Amo los momentos en que no importa mirar el reloj, cuando no es necesario recordar su existencia.
No use nunca en mi vida reloj, desde que tengo celular no puedo evitar tenerlo. Los odio. Me molesta mirar la hora. Detesto las alarmas. Pero parece malo, no respetar los horarios esclavos, no respetar los horarios soretes.

Aprovecho el espacio y te dejo un mensaje a vos.
Que ganas de tener nuestro "tiempo de estar". Que ganas me dan a veces de que vivamos el mismo tiempo, que tengamos los mismos relojes.
Sueño que mi tiempo sea el tuyo, y que tu tiempo sea el mio. En verdad ya sabes lo que sueño.

Que lindo es el tiempo cuando lo comparto con vos!

TE AMO...

Nano dijo...

Y si soy yo! Acabo de leer el msj 8P